Y tú...¿cómo eres, expectante o inexpectante?

"Hay que tener aspiraciones elevadas, expectativas moderadas y necesidades pequeñas."


Todo, nada, absoluto, nunca, siempre son expresiones a evitar. Sin embargo ¿por qué no creer en lo excepcional, en lo fuera de lo común, en lo inhabitual, en lo sorprendente, en lo atípico?  La respuesta a esto debería ser "Sí, creo", y esto es lo que nos lleva a desviarnos de las expectativas que tenemos sobre el futuro. Porque...(y aquí va otra pregunta)  ¿qué sería de nosotros si nos centrásemos constantemente en lo que va pasar y no disfrutásemos de lo que nos está pasando en este mismo momento?




Una expectativa no es más que lo que se considera más probable que suceda, son suposiciones que de forma más o menos realista realizamos del futuro. Suele surgir en casos de incertidumbre cuando aún no está claro lo que ocurrirá, con lo que no deja de ser una mera probabilidad en la que confiamos. Quizá lo mejor sería  no tener ninguna expectativa, y así sorprenderse (positiva o negativamente). ¿Pero qué sería la vida sin ilusiones? 

La cuestión es que cuando nuestra expectativa se cumple (meter un triple en un partido de baloncesto) todo en nuestro interior es positivo, pero ¡ay de nosotros cuando tenemos una expectativa y nos llevamos una decepción!. Los problemas (o las decepciones) vienen cuando esas expectativas son muy altas (no se ajustan con exactitud a la realidad) , o quizás no hemos hecho lo suficiente para llegar a cumplir nuestros objetivos. 

Las expectativas cumplen muchas funciones, una de las más importantes es la manera que tenemos de anticiparnos a lo que nos va a suceder, de predecir una determinada conducta, tanto la nuestra (acciones que podemos llevar a cabo para obtener una meta) o la de otra persona (¿a quién no le ha pasado que un@ amig@ o una pareja tenga una perspectiva sobre nosotros y nos lo haya dicho?y esto puede no limitarse a una sugerencia, sino a una orden o una petición.). Además son una de las causas de nuestros estados de ánimo.  

Si por ejemplo, nos levantamos una mañana y vemos que una serie de nubes cubren el cielo, nuestra expectativa será que ese día lloverá. Con lo que nuestra respuesta inmediata antes de salir a la calle será coger un paraguas para evitar mojarnos. ¿Pero qué pasa si no llueve? Lo más probable es que sintamos ira por haber cargado todo el día con el paraguas. 

En respuesta a la pregunta que planteaba al principio. Muchas veces nos centramos demasiado en las expectativas y perdemos demasiado el tiempo en predecir y controlar  lo que nos va a suceder. Que no digo que no haya que tenerlas en cuenta, (¡por supuesto! porque son la base de la motivación que nos lleva a perseguir nuestros objetivos y anhelos: un trabajo mejor, sacarse una oposición...) pero también hay que aprender a disfrutar de esos pequeños momentos que puede que nunca vuelvan a suceder.

Hay que volverse a veces impredecibles (con responsabilidad ante todo), hacer planes inesperados...y dejar de tener tu vida controlada al dedillo. Pues en el momento en el que dejes de pensar, te sentirás más libre y le darás "esa chispa" a tu vida, lo que comúnmente se llamamos "desconectar". ¡Atrévete!




No hay comentarios:

Publicar un comentario